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Visitas guiadas por arquitectos a obras de arquitectura

Arquitectura Portuguesa

Portugal estuvo durante muchos años, por razones históricas, culturales y geográficas, lejos de la arquitectura europea.

Esta condición marginal, fue por fortuna, determinante para el desarrollo de características propias, que hoy son internacionalmente reconocidas en la arquitectura portuguesa. El Estadio Novo, régimen totalitario de inspiración fascista, que en Portugal tiene una duración de casi cincuenta años (1928/1974), vino a poner fin a las pocas experiencias modernistas que se fueron produciendo en la primera mitad del siglo XX, instituyendo un lenguaje clasicista y monumental para la dignificación del poder político. Pero la voluntad de encontrar la esencia de la arquitectura portuguesa, siempre presente, lleva a que, en la década de los 50, Keil do Amaral, con el entonces joven arquitecto de Oporto, Fernando Távora, se propongan la tarea de realizar la Investigación sobre la Arquitectura Portuguesa. La publicación de este estudio, se realiza en 1961, coincidiendo con la respuesta al Movimiento Moderno que entonces se estaba realizando en los CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna).

Este documento y la reflexión que genera, se revela de importancia fundamental no sólo para Fernando Távora y para los arquitectos de su generación, sino también para generaciones futuras. Puede afirmarse que fue en esa ruptura con la tendencia homogeneizadora del International Style, donde se diferenciaron de forma acentuada las "autorías", tan variadas como las formas que cada arquitecto encuentra para resolver el proyecto, abordándolo como una oportunidad única de respuesta específica a cada contexto, siempre singular e irrepetible. Es en este ambiente en el que, de entre los arquitectos nacidos en los años 30, surge la figura imprescindible de Álvaro Siza Vieira. Con sus primeras obras, las casas de Matosinhos, la Casa de Té en Boa Nova, Quinta da Conceição (en colaboración con su profesor en la Escuela de Oporto, Fernando Távora) y las piscinas de Leça, quedan registradas las premisas de una carrera prometedora, en la cual la serena integración de la novedad inevitable de la creación arquitectónica contemporánea se asienta sobre el lugar marcado por la tradición y por la geografía, conciliando la vanguardia y lo vernacular, "donde el lenguaje es apenas un murmullo" (Siza, 1991).

Con la revolución del 25 de Abril de 1974, que vino a poner fin a un régimen totalitario, ocurrieron importantes cambios no solo en el sistema político, sino también en la economía, en la sociedad y en la cultura. A este proceso de transformación vienen asociados un creciente interés social y un reconocimiento institucional progresivo del papel de la arquitectura, que ofrecieron importantes oportunidades de proyecto a las nuevas generaciones de arquitectos. Se asiste así en las décadas de los 80 y 90 a un "boom" constructivo, acompañado por algunos buenos ejemplos de edificios, generalmente de iniciativa pública, a los cuales se les reconoce gran calidad arquitectónica. Es en esta altura cuando algunos arquitectos, de generaciones más recientes, tienen la oportunidad de construir edificios emblemáticos, afirmándose incontestablemente en el panorama arquitectónico nacional e internacional: Eduardo Souto Moura, Gonçalo Byrne, João Luís Carrilho da Graça...

En los últimos años, el resurgimiento de la disciplina urbanística, arrinconada del contexto portugués desde la década de los sesenta, volvió a revisar la obra arquitectónica en el contexto urbano, originando una mayor conciencia crítica, no solo del medio profesional sino también de la administración local y de la población en general. Consecuentemente, en los últimos años, surge un nuevo entendimiento de lo que es calidad urbana, que comienza a no basarse únicamente en la suma de objetos arquitectónicos aislados, sino que se concretiza en intervenciones sobre el espacio público y en operaciones de recuperación urbana, en los centros históricos o en las periferias descalificadas. Estas intervenciones constituyen interesantes experiencias, tanto sobre el punto de vista estrictamente disciplinar como del proceso de política urbana. Experiencias como la Quinta da Malagueira en Évora, la Reconstrucción el Chiado, la Expo 98, la rehabilitación urbana del Centro Histórico de Guimarães o las intervenciones en curso en el ámbito del programa Polis, son ejemplos de ello.

La Arquitectura Portuguesa es actualmente mirada con un creciente interés por Europa y por el Mundo, como atestiguan los muchos artículos y libros publicados, sobre la Arquitectura Portuguesa en su globalidad y sobre sus más destacados representantes: Fernando Távora, Álvaro Siza y Eduardo Souto Moura.